Uno de los temas principales de los que se habla últimamente es del cambio climático, y lo queramos o no, nosotros somos los principales causantes de esta situación. Es verdad que hay cosas que no podemos evitar, por ejemplo, emitir CO2 cuando respiramos, pero hay otras que sí, como puede ser reciclar y usar el transporte público en vez de nuestro propio coche o similar.
Pero hay algo que nos ha dado la innovación y los avances en tecnología que es muy difícil prescindir de ella, y eso es viajar. Hace mucho años era bastante complicado viajar, suponía muchos quebraderos de cabeza y mucha organización. Es posible que incluso alguno de nuestros abuelos nunca haya salido del país o quizá no haya visto el mar, y desde luego no era por falta de tiempo, probablemente era por falta de oportunidades. Sin embargo, hoy en día, casi todo el mundo coge mínimo un avión al año ya sea por trabajo o por placer.
Según la IPCC (el grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático), la tasa de emisión de CO2 anual por persona para el 2020 debería ser de 1,4 toneladas para frenar el cambio climático, pero estamos muy por encima de eso. En nuestro país la media está en 7,2 toneladas por persona.
Si hablamos de viajar, hoy en día tenemos la gran suerte de poder descubrir partes de planeta que nuestros abuelos ni se plantearon visitar... pero eso supone viajar en avión, y la verdad, es que viajar en avión es una de las cosas que más contamina. La razón es que, aunque contaminan menos que todos los coches que hay por ciudades y carreteras (los aviones son responsables del 2,5% de la contaminación global), el hecho de que los aviones transitan a gran altitud provoca que el CO2 y otros elementos que se desprenden no se degraden de la misma manera que en la superficie terrestre y se está estudiando cómo es exactamente su participación en el efecto invernadero.
Si hacemos un viaje de ida y vuelta a Nueva York, nuestra huella de carbono habrá subido a 2,4 toneladas y si antes hemos comentado que lo ideal por persona al año son 1,4 toneladas, los números no salen...
¿Se le puede poner remedio? Sí, desde hace relativamente poco, muchas aerolíneas ofrecen la opción de compensar la huella de carbono que se va a producir por tu viaje en avión. ¿Cómo lo hacen? Las aerolíneas te ofrecen un complemento llamado Compensación de Carbono que no hace que el avión contamine menos, pero sí que utiliza esa cuantía para contribuir a acciones que benefician al medio ambiente, por ejemplo, financiar parque eólicos, o reciclaje. Pero además, ese dinero también se invierte en investigaciones para conseguir que los aviones contaminen menos.
Es muy difícil dejar de viajar, pero si por lo menos ponemos nuestro granito de arena para intentar contrarrestar la contaminación que ello supone, nos estaremos haciendo un favor a nosotros mismos y a futuras generaciones.
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